“Cuando los niños se van al colegio intento recordar a mi padre, ahora que no está,  trato de reconstruir mentalmente su rostro y sus facciones para poder, por lo menos sentir que está conmigo, es que cuando los niños se van es cuando más lo extraño

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Pero la verdad es que ya no está.

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Busco aquella única foto que me dejo y me doy cuenta al verla que esta incluso más vieja, más avejentada y más oscurecida que la última vez que la levante, pienso que me gustaría tenerla nuevamente en buen estado.”

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Es el testimonio de una cliente a quien le restauramos el retrato de su padre

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Al recoger su retrato restaurado nos comentó la tremenda alegría que sentía al pasar junto a la sala donde lo acomodo

 

“especialmente esos momentos cuando estoy arreglándola casa a media mañana, o cuando las cosas se ponen difíciles, al ver el retrato siento que puedo acudir nuevamente a esa sensación de estar protegida”